Castillo de Todea en el yacimiento altomedieval de San Salvador de los Penedos. Allariz

Foto: Concello de Allariz

Desde el año 2016 el Grupo de Estudios de Arqueología, Antigüedad y Territorio ( Geaat) de la Universidad de Vigo desarrolla el Proyecto Sancti Salvatoris con el objetivo de estudiar y valorizar el yacimiento altomedieval de San Salvador dos Penedos, en el ayuntamiento ourensano de Allariz. Conocido en los mapas como Castillo de Mouresiños y por los vecinos y vecinas como Castillo del Malpaso, los últimos trabajos realizados permitieron a las y a los investigadores localizar el nombre original y histórico de la construcción y las primeras referencias históricas a él, que datan de 1433, y bocejar su estructura y características. estaríamos ante el castillo de San Salvador de Todea, un pequeño castillo medieval de control del territorio y de vía de paso entre el valle del Limia y el valle del Arnoia.

El proyecto, desarrollado por las y por el investigador del Geaat Patricia Valle, Alba A. Rodríguez y Adolfo Fernández, consiguió estos tres años financiación de la convocatoria a proyectos de investigación Inou, de la Vicerreitoría del Campus de Ourense y la Diputación de Ourense, contando además con el apoyo del Ayuntamiento de Allariz, que acercó medios humanos y técnicos. “El Castillo de San Salvador de Todea es un yacimiento muy interesante. Es uno de los típicos castillos gallegos pequeños de los que no sabemos casi nada porque casi no hay ningún excavado. Este proyecto nos acerca a cómo funcionaban estos pequeños castillos en la Galicia medieval, cual era su estructura, que funciones tenían, etc”, comenta Adolfo Fernández, director del proyecto.

La intervención y el estudio, aun en curso, llevados a cabo en el Castillo de Todea, explica el investigador, “sacaron a la luz un elemento arqueológico de innegable valor, los restos de un castillo medieval hasta ahora desconocido. La existencia de estructuras bajo la tierra es de gran valor ya que podemos recuperar una enorme cantidad de restos materiales y recuperar los datos cronoestratigráficos, algo que suele ser poco habitual en este tipo de yacimientos donde apenas se conservan negativos de estructuras en las peñas”, dice Adolfo Fernández. Fruto del trabajo realizado en la zona, las personas que se acercan hasta el enclave pueden ver dos zonas diferenciadas: una plataforma inferior, con dos tumbas excavadas en la roca y una serie de rebajes en la roca; y una plataforma superior donde se localizan los restos del castillo propiamente dicho.

Resultados de la última campaña

La última intervención en la zona, apunta Adolfo Fernández, tuvo lugar en los meses de octubre y noviembre de 2018, y consistió en la realización de un sondeo de 2,5 m que “dejó patente la potencia estratigráfica” del enclave y permitió recuperar muestras para afinar la cronología del sitio. “Los resultados fueron satisfactorios ya que se documentó una secuencia ocupacional completa en el interior del castillo recuperándose abundante material mueble, especialmente cerámicas y huesos de animales. Además, se recuperaron varias muestras de carbones para su datación y un pequeño pero importante conjunto de ostras, poco habituales en contextos de interior”, comenta el historiador.

Sin embargo, subraya Adolfo Fernández, donde se “se consiguieron grandes avances” en la última fase del proyecto desarrollada fue en el análisis histórico. El primero de ellos, indica, fue a localizar en la documentación histórica por primera vez el nombre del castillo, referencias a alguno de sus tenientes o propietarios, y localizar la tierra perteneciente al castillo, que estaría al sur-oeste del castillo, cara Rairíz de Veiga. “Gracias al estudio documental llevado a cabo por Francisco Javier Pérez, podemos conocer el verdadero nombre del castillo en época pleno medieval. En un documento de 1247 donde se acuerdan pagados de diezmos entre los párrocos de Allariz, aparece referenciado Sacti Salvatoris de Todea en los límites de la parroquia de Santiago de Allariz. Este documento no nos habla del castillo pero nos apuntan directamente al nombre de esa zona como San Salvador de Tudea”, comentan desde el proyecto. Hay que esperar, indican, a un documento de 1433 para que aparezca, esta vez sí, el castillo bajo la acepción de “castillo de Tudea” en San Salvador de Tudea.

Además del nombre real del castillo, el trabajo realizado a partir de los datos recaudados en las intervenciones, explican los responsables del proyecto, permiten “tener ya definida toda la planta del castillo, sabemos ya como era su estructura”. Así, detalla Adolfo Fernández, el Castillo de San Salvador de Todea sería “un castillo pequeño, de unos 700 o 800 metros cuadrados, en un promontorio bastante abrupto entre dos ríos, de difícil acceso. Tiene una estructura amurallada, después una especie de zona donde había estancias para personas y animales y otro pequeño recinto interior de patio de armas. Por último, en la parte central del castillo, en el punto más elevado, está una torre del homenaje”. Sobre su ocupación, los investigadores señalan que aunque inicialmente estimaron que el inicio de su ocupación fue en los siglos IX-X tienen dudas por lo que están pendientes de las pruebas de carbono 14, reafirmando que su abandono fue la finales del siglo XIII.

La relación con el territorio

Sobre la función del castillo, las y el investigador del proyecto señalan como “llama la atención la relación visual existente entre el Castillo de Todea y el Castillo de Allariz”. Ambas fortificacións, comentan, se encuentran prácticamente en línea respecto al río y la unos tres kilómetros de distancia. “Pudimos comprobar la existente intervisibilidad entre ellas. Podrían ser complementarias y estar formando parte de una red de control territorial en el valle de Arnoia”, indican. Con la visibilidad, detallan, se pudo apreciar que el control visual de San Salvador se orienta claramente cara al noroeste, siendo el castillo visible desde gran cantidad de puntos del terreno que se encuentra en su entorno. “Por tanto, mantenemos la hipótesis de que el castillo fue construido para ver y ser visto, con un objetivo de monumentalidad”, señalan las y el investigador. Además, añaden, superponer el cálculo de visibilidad a las rutas “permite ver que existe un control visual sobre alguna de estas zonas de paso y que en último término nos lleva a proponer la hipótesis de que el castillo se encontraba emplazado con el objetivo de controlar ciertas rutas o vías de paso”.

Con el objetivo de avanzar en la comprensión de esta función, la última campaña de campo también incluyó el estudio del territorio del valle medio del río Arnoia, realizando visitas y prospección del territorio con el objetivo de localizar, georreferenciar y registrar restos arqueológicos de época alto medieval, del tiempo estimado del castillo. “En su mayoría se localizaron tumbas y castillos/iglesias hasta un total de 22 sitios que fueron georrefrenciados y relacionados con el Castillo de Todea a través de un análisis de información geográfica”, dice Adolfo Fernández. Este estudio se centra en el tramo medio del río Arnoia, que discurre por los actuales ayuntamientos de Allariz, Xunqueira de Ambía y Baños de Molgas, “una zona que fue ocupada de manera intensa desde la época romana y posteriormente en la Edad Media”.

Tras la realización de la última intervención arqueológica, que incluyó acciones de conservación y restauración de los restos exhumados y actuaciones sobre muros descubiertos en campañas anteriores, los abundantes materiales arqueológicos recuperados están siendo actualmente procesados en el laboratorio y luego serán estudiados para su publicación y depósito en el Museo Arqueológico de Ourense. Igualmente, los datos estratigráficos y planimetrías y los datos de la prospección están siendo interpretados.

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