El Río Sil

Foto©Porgaliciabaixo

El Río Sil se encuentra Unido al Miño en su destino como principal afluente, el refranero dice aquello de “El Sil lleva el agua y el Miño la fama”.

Lo cierto es que el Sil tanto en caudal como en longitud supera al Miño en más o menos unos veinte kilómetros. Aunque es el mayor afluente del también mayor río gallego, el Sil no nace en Galicia, lo hace en Peña Orniz en la Cordillera Cantábrica y su cuenca es de siete mil novecientos ochenta y dos kilómetros cuadrados; cuando se juntan las del Miño y Sil nos dan una impresionante cuenca de diecisiete mil veintiséis kilómetros cuadrados.

Su relieve se caracteriza por una sucesión de valles y crestas atravesando en León, el Bierzo, Babia y Laciana, en Ourense Valdeorras, Lemos, Quiroga y O Bolo, contrastando los suaves relieves con el encajonamiento del río en el llamado Cañón del Sil, en plena Ribeira Sacra, entre Ourense y Lugo.

Tiene como principales afluentes: el  Boeza, el Cabrera, el Navea, el Bibei que se une al Sil en Montefurado habiendo pasado entre los dos por los pueblos de Viana do Bolo, o Bolo, A Veiga, Petín, Larouco, Manzaneda, Vilariño de Conso, Carballeda, Rubiá, O Barco, Villamartín de Valedorras, A Rúa y Petín. Pero el Sil sigue recibiendo afluentes entre las tierras de Montefurado y Os Peares, el Caboalles, el Cabe, el Mao, el Cúa, el Burbia, el Selmo; desde A Serra dos Cabalos el Soldón, de la Serra do Caudel el Quiroga y el Lor, y así sigue su recorrido hasta desembocar en el Río Miño en Os Peares (en Ourense).

Toda esta cuenca Sil-Miño merece la pena visitarla por su espectacular belleza e historia, pero en este caso nos detendremos un poco más en el Cañón del Sil; una  garganta con unos treinta y cinco kilómetros de longitud, trasformada por la propia Naturaleza en unos casos y por la mano del hombre en otros, como ejemplo las terrazas para explotación agrícola casi toda con dedicación a viñedos.

Se dan en esta zona grandes desniveles y precipicios de más de quinientos metros, con lo cual podemos suponer lo impresionante de sus vistas. Toda la comarca está llena de miradores naturales y hechos por el hombre a propósito, para disfrutar de sus paisajes.

Estando enclavada donde está, su clima es el típicamente atlántico-continental dándose así frondosos bosques de robles, castaños y pinos, no obstante y curiosamente, en el interior del cañón se dan las condiciones para que se produzca un micloclima de tipo mediterráneo, variando las especies vegetales a naranjos, madroños, encinas, alcornoques, olivos, avellanos, sauces, lavandas… En cuanto a la vida animal también es muy diversa; lobos como en casi toda Galicia, pero además corzos, nutrias, martines pescadores, garduñas, gatos monteses, aves rapaces como la lechuza, los buhos reales, azores, algunas variedades de águilas (entre otras el Águila Real), halcones peregrinos, y todo tipo de aves como garzas reales y diferentes especies de patos.

Tampoco hay que dejar de visitar el Monasterio de Santo Estevo o el de Santa Cristina.

Por último, si tienes tiempo no debes dejar de hacer el descenso en catamarán por el Sil que dura aproximadamente una hora y media. Se realizan desde el 1 de marzo hasta mediados de diciembre.

Vídeo “Ribeira Sacra. Cañones del Sil”

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