Posiblemente muchos dirán que no hay un producto en Galicia más singular. Otros muchos afirmarán que no hay producto más exquisito, que es un plato digno de dioses. Otros dudarán si hincarle el diente o no…
Pero lo cierto es que para opinar, ¡hay que probarla!
Pero las curiosidades de esta especie única no acaban aquí. Su cuerpo no tiene escamas y son animales vertebrados. Normalmente, nacen en el río, donde permanecen durante sus primeros seis años alimentándose de microorganismos. Después, emigran al mar y viven a mucha profundidad adheridas a otros animales, como tiburones, salmones, bacalaos y diversos mamíferos marinos. Tras dos años en el mar, vuelven a los ríos para reproducirse, donde se aparean y donde acaban muriendo tras el enorme esfuerzo realizado. Es en este momento de su vida, cuando remontan río arriba, cuando se procede a su pesca.
En Galicia es un manjar muy típico en las localidades del Baixo Miño y también en torno a los ríos Ulla y Tambre. La temporada de lamprea se abre de enero a abril, aunque el resto del año también se puede degustar seca o ahumada. Hay muchas formas de cocinar la lamprea, pero quizás, la receta más tradicional es la “lamprea a la bordelesa”, guisada en la propia sangre del animal y servida normalmente con arroz en blanco y picatostes. Aunque otras recetas son igual de sabrosas, como a la brasa o en empanada. Ya lo atestiguaban nuestros antepasados de la Edad Media y de la Época Romana: la lamprea es un alimento delicioso y exquisito.
