El Cementerio de San Mauro; el sueño eterno pontevedrés

Fachada Entrada Cementerio. Imagen facilitada por el autor del artículo

En todas las ciudades siempre hay sitios donde la historia y los recuerdos permanecen por siempre y donde el paso del tiempo es un tanto ajeno a ellos. Uno de estos recintos es el cementerio, lugar sagrado donde permanecen en su sueño eterno personajes de todo tipo y condición, unos más recordados que otros y que pertenecen a la historia de las ciudades y pueblos de nuestra geografía.

En Pontevedra, aunque existen varios por los alrededores el cementerio con mayúsculas es el de San Mauro, construido en 1879 y después de ser  clausurados todos los cementerios ubicados en los atrios de las iglesias del casco urbano

Este cementerio cuenta con una gran riqueza arquitectónica que es muy heterogénea, con mausoleos en los que descansan los restos mortales de personajes que hicieron mucho por Pontevedra.

Interior del cementerio. Imagen facilitada por el autor del artículo

El primer personaje relevante enterrado en San Mauro fue Jesús Muruáis, el 21 de octubre de 1882, en una fosa de tierra. Años más tarde su familia construyó un palio en granito que carece de símbolos religiosos. Solo posee unas coronas con plumas que revelan las facetas del personaje como escritor y periodista.

En este cementerio también reposan los restos mortales de Manuel Durán Civeira, que en su día donó el mármol de Carrara con el que se construyó la imagen de la Divina Virgen Peregrina venerada en el santuario pontevedrés.

Siguiendo nuestro recorrido nos encontramos con una figura religiosa que pasa desapercibida para la mayoría de los visitantes. Se trata de una talla en granito de San Borondón o San Francisco de Asís que tiene sus brazos amputados, situada en el exterior del panteón de la familia Sánchez Cantón. La imagen religiosa procede de la desaparecida iglesia de Los Santos, que estaba ubicada en el barrio de Mollavao.

Imagen facilitada por el autor del artículo

Existe también una zona denominada  “cuadro de párvulos”, en la que están enterrados niños y niñas, entre ellos un pequeño musulmán fallecido, a los pocos días de nacer. Su familia, en vez de colocarle una lápida o una cruz cristiana, optó por marcar la fosa con un ladrillo como símbolo para señalizar el lugar en el que está sepultado el niño, es la fosa 261.

Pero sin duda;  el panteón que llama más la atención es en el que yace el patriarca gitano de O Vao Luis Ángel Jiménez Montoya, fallecido el 5 de septiembre del 2008, que está presidido por  su escultura en bronce, a tamaño real.

Se encuentra dentro de los terrenos del cementerio, un templo dedicado a San Mamede, siendo su actual ubicación posterior a la construcción del camposanto. Se trata de una iglesia del siglo XI que se encontraba en las inmediaciones, en concreto en el lugar de Moldes, en estado de abandono y derruida. En el año de 1967 fue adquirida por el Concello, que presidia José Fernando Filgueira Valverde, con objeto de reconstruirla  para que pudiera ser utilizada para actos de diferentes religiones. Según Francisco Abuin, el sepulturero de San Mauro con profundos conocimientos de este lugar, no se trata de una iglesia Cristiana porque Filgueira ordenó colocarla al revés, ya que en vez de tener la puerta principal mirando hacia el Oeste (Poniente), la puso viendo hacia el Este (Naciente).

Imagen facilitada por el autor del artículo

Una visita casi obligada es al cementerio civil, un pequeño terreno situado entrando por la puerta principal al fondo a la izquierda. Aquí podemos observar en algunas de las tumbas distintos símbolos masónicos. Quizás la más sobresaliente, por su monumentalidad y coronado por un grabado del ojo, sea la de Indalecio Armesto, periodista, filósofo y diputado de la Primera República. Muy cerca de ella se sitúan las tumbas del médico  Celestino Poza, así como la de Francisco Zagala, fotógrafo relevante en la historia de Pontevedra.

Imagen facilitada por el autor del artículo

Y me quedan en el tintero un montón de personajes muy relevantes en la historia de Pontevedra que yacen en este camposanto que podremos descubrir si nos acercamos al mismo y realizamos un detenido recorrido.

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