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Otra de las grandes fiestas enraizadas profundamente en la población ourensana; y también en el resto de Galicia.
Representa el fin del invierno y la bienvenida a la primavera. Su origen está necesariamente vinculado a la manipulación de la naturaleza por parte del ser humano; en este sentido, bien puede remontarse al periodo magdaleniense, momento en que surgen los primeros rituales asociados con la recolección, bien al neolítico, con la consolidación de la agricultura y el sedentarismo.
Representa el fin del verano y la bienvenida a la primavera.
Se puede decir que existen dos tipos de Mayos, los tradicionales o “enxebres” que tienen forma cónica o piramidal, y los que se consideran de fantasía o artísticos; estos últimos pueden representar cualquier elemento o modo de vida que se les ocurra a sus autores.
El origen de los tradicionales no se conoce a ciencia cierta, pero se distinguen los de Ourense de los de la provincia de Pontevedra en que por norma general son más altos, y en muchos casos rematan en una cruz en su parte superior.
Los de fantasía o artísticos datan de principios del s.XX Dentro de los de fantasía aparecieron otra submodalidad que consiste en mayos que representan, por ejemplo, edificios y hasta oficios o faenas tradicionales, como la representación de la matanza, con los jamones y la elaboración de los chorizos , algunos con animación incluida, como el caso del que simula al afilador con su rueda en movimiento.
Estos mayos se elaboran con una estructura o esqueleto de madera, que se cubren con tela de saco (o arpillera), se recubre con musgo que es cosido y se adornan con carrabouxos (el fruto de los robles), y flores silvestres, en lo alto es habitual que culminen en una cruz y en ocasiones justo por debajo llevan integrada una campana.
Todas estas construcciones o mayos, son expuestas a lo largo de las calles de las ciudades y los pueblos.
También se componen coplas, que suelen ser satíricas criticando los problemas y la vida de la ciudad durante el año; estas coplas son cantadas y también son impresas, y los niños se las venden a los adultos. Al final del día hay un certamen en la que se eligen las coplas ganadoras y son cantadas para todo el público desde un palco erigido para dicha función.
