Los Castros (Desde seis siglos antes de Cristo a cinco después de Cristo, incluyendo etapa romana)

Los castros como no puede ser de otra manera en Galicia, son una construcción en piedra, pero en esta ocasión no guardan carácter religioso, son poblados con casas en las que vivían las gentes de aquellas época. Solían estar en oteros o lugares altos, tanto en el interior de Galicia como en las costa, desde esos lugares podían ver llegar a los “posibles enemigos” y eso les daba tiempo para prepararse, pero además desde allñi vigilaban sus culturas, sus tierras etcétera.

Los castros catalogados en Galicia están cercanos a la cifra de tres mil, ya que no eran poblaciones muy grandes. Cada castro albergaba sobre unas cuarenta familias con sus tierras y dominios alrededor, estando muy marcado el terreno de cada castro.

Las familias vivían en núcleos unifamiliares, con varias estancias para los diferentes miembros de la familia, padres e hijos, comían todos juntos sentados y sentados según su categoría, dignidad y edad. Las familias emparentadas entre los formaban un clan, y además había un jefe del clan, que podía incluso expulsar a algún miembro siendo esto un motivo de deshonor.

La unión de varios clanes formaban las centurias y a su vez, la unión de varios centurias formaban lo que se llamaba “pupulus”, que contarían con un terrtorio determinado con límites marcados y definidos, que tenían una especie de “capital”, donde se reunían para hacer negocios e intercambios o trueques, quizá sea el principio de lo que son las conocidas ferias galegas. Las casas de los castros solían ser de base circular con los techados de paja y orientados de tal manera que estuvieran protegidas de los vientos. Aún hoy podemos encontrar este tipo de cosas en los Ancares o en O Cebreiro, algunos aún ocupados y habitados.

Si queremos ver castros con casas reproducidas de la época, podemos visitar el Castro de Santa Tegra en A Guarda, que además está ubicado en un hermosísimo lugar en lo alto, desde donde podremos admirar el pueblo de A Guarda, y la desembocadura del Río Miño.

Pero los castros con el tiempo también se convirtieron en lugares con retazos mágicos y mitológicos, así con el tiempo la gente hablaba de “ Os Mouros” que vivían en los castros, y como algunos hacían negocios con ellos, dándoles “os mouros” a cambio, tesoros. Esto viene motivado seguramente a la tradición de los celtas que guardaban joyas de oro, y algunas fueron encontradas en sus tumbas.

También todavía hasta hace poco, quedaban en algunos sitios como en El Bierzo determinados ritos como la práctica heredada de los pueblos celtas consistente en que cuando una mujer daba a luz, el hombre reclamaba los cuidados que debía recibir la reciente madre, con la intención según parece, de alejar los malos espíritus sobre su descendencia y sobre la propia madre, atrayéndolos si acaso hacia él.

Comparte!!!

Relacionados