Isla de Toralla

Es Toralla una isla unida a Vigo en todos los sentidos, pero quizá lo que más llama la atención a cualquiera que la ve a distancia, es su impresionante torre de viviendas, atentado urbanístico, ecológico y sin más a simple vista; fruto de la especulación y descontrol de la construcción en los pasados años 70 del siglo XX.

Pero Toralla, esta pequeña isla de unas cinco hectáreas tiene su propia historia. Nos tenemos que remontar allá por el siglo V y IV a. de C. donde aparecen vestigios del paso de los fenicios por la isla, seguramente mercaderes y comerciantes que venían a Galicia en busca de metales como el estaño, así lo testimonia el Cipo hallado en esta isla que podemos admirar en el Museo Arqueológico de Vigo. Estas figuras de piedra –los cipos– eran levantadas con la intención de contentar a sus dioses y que estos ayudasen en una venta o compra carente de problemas.

El castro hallado en esta isla está situado aproximadamente a un centenar de metros a la izquierda, una vez que hemos cruzado el puente de unión con la isla, de la playa del Vao. Sólo quedan restos, ya que las construcciones modernas levantadas donde se ubicaba y en todo su perímetro, lo han dejado prácticamente en inexistente, aunque aún habría que excavar, pero gran parte de este yacimiento se encuentra debajo de las casas construidas.

Y los romanos no podían ser menos y también pasaron por aquí, dejando testimonio de ello en una necrópolis y restos de una villa romana –350 a 450 después de Cristo– encontradas en la Finca Mirambel. Se sabe que la villa en sí era rica por su construcción y por las instalaciones de las que disponía, destacando sobre todo que un veinte por ciento de la casa estaba dedicada a las termas, contando con diferentes estancias especializadas, una para el agua fría, otra para la templada y por último la de agua caliente, dotadas todas ellas con bañeras y  con la consiguiente compleja  canalización subterránea comunicada con el horno que producía el agua caliente. Además esta hacienda cuenta con una entrada principal en el centro de la fachada, un vestíbulo, dormitorios, comedores, cocinas, almacenes-despensa.

La necrópolis romana está con casi toda seguridad vinculada a la villa, siendo muy posiblemente de la misma época que las encontradas en A Coruña, A Lanzada, Isla de Arousa, Ourense y otras, en la época de dominación romana. Fue descubierta en 1913 por casualidad por la familia Echegaray –entonces propietaria de la isla– al realizar unas obras en su casa de descanso estival.

Los años y los siglos fueron pasando sin que se sepa nada particular sobre la isla hasta 1836. La cronología viene siendo más o menos esta:

-1836 hay constancia que pertenece al Monasterio de Celanova

-Desamortización de Mendizábal, siendo adquirida posteriormente por el Marqués de Elduayen.

-Muere Elduayen y sus herederos venden la isla a Thenaisie Provote e instalan allí una factoría de salazón.

-En 1884 sobre la finca Mirambell –la misma de la villa romana y necrópolis– se monta una industria llamada Fábrica Cordelera Ibérica, que produce cordaje de alta calidad y que prosperará ganando premios internacionales de la época y creando numerosos puestos de trabajo. Cerrará cuando la Guerra de Filipinas y se pierda esta colonia, en 1898 ya que de ahí venía la materia prima, y comprarla en otros destinos ya no era tan rentable.

-Pasa a manos de la familia Lameiro.

-1910, la adquiere Martín Echegaray. En 1931 muere este último dejando tras sí numerosos herederos.

-En 1965 la empresa Toralla S.A. compra la isla a los herederos de Echegaray.

-Empieza la urbanización de la isla con la construcción de numerosos chalets, y también un puente de uso exclusivo para dar acceso a los propietarios de dichas viviendas.

-Para obtener mayor rendimiento económico de una de las parcelas se decide construir hacia el cielo, en los años 70 se construye una aberración urbanística en plena isla, una torre de setenta metros, por el arquitecto Xosé Bar Bóo. Hay que decir en su descargo, que a pesar de la barbaridad, su opción era la menos mala de las que había pensadas para aquel paraje.

-La empresa inmobiliaria había logrado además una concesión de noventa y nueve años de uso y disfrute para los habitantes de las viviendas de la isla, tras un largo litigio el Ayuntamiento de Vigo consigue que el paso a la isla y sus playas fueran públicos.

Así y todo la situación de Toralla, sigue siendo en mayor proporción privada que pública, ya que sólo se puede disfrutar de su playa, el resto (unas cinco hectáreas) sigue siendo privada, de uso para los que allí tienen una vivienda, incluyendo un parque.

Vídeo : Conociendo Toralla

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