Tres Gallegos entre “Los Últimos de Filipinas”

Foto: Wikipedia // Iglesia de San Luis de Tolosa de Baler, donde las tropas españolas permanecieron atrincheradas durante once meses.

Corría el año 1897 cuando se firmaba el pacto de Biak-NaBato en Filipinas. Lo que en principio suavizaba la situación de las tropas españolas en las islas, reduciendo así el número de militares españoles en el archipiélago.

Y es en ese momento cuando el filipino Emilio Aguinaldo encabezará una revuelta contra los españoles que finalmente llevará a la pérdida de las Islas Filipinas. Como todos sabemos ciento y pico años después, España pierde la soberanía sobre las mismas y este hecho, está históricamente recogido como el sitio a un grupo de soldados españoles que pasaron ala historia como los últimos de Filipinas.

Curiosamente este episodio es estudiado en academias militares tan conocidas como la Academia militar de West Point de Estados Unidos.

Desde el 30 de junio de 1898 hasta el 2 de junio de 1899 medio centenar de soldados españoles, resistieron el asedio de los filipinos  en la localidad de Baler en la provincia de Luzón,   337 días de un prolongadísimo sitio.

Las condiciones de los soldados españoles eran muy duras.  Por si todo ello fuera poco,  un día descubrieron que  la población de Baler de manera íntegra había abandonado el pueblo, huyendo de la guerra. Los militares españoles,  se vieron en la obligación,  de buscar refugio en un lugar estratégico y fuerte para poder soportar el asedio del enemigo.  Fue así como eligieron una pequeña iglesia,  la iglesia de San Luis de Tolosa,  que se encontraba dentro del poblado.  Construyeron alrededor  una red de trincheras,  siendo más o menos, en número medio  centenar de soldados,  que tendrían que resistir los ataques del enemigo.

Pero las desgracias no se acaban aquí. Tuvieron que soportar inclemencias meteorológicas,  enfermedades tal como la “fiebre del beri beri” y disentería,  y con provisiones muy escasas,  aproximadamente para resistir unos 4 meses.  Se suponía  que en ese tiempo deberían ser relevados. La tropa estaba compuesta principalmente por soldados de origen humilde en su mayoría jornaleros , campesinos y gentes de oficios varios;  personas que no disponían de recursos económicos  para librarse de aquella época del servicio de militar y por lo tanto de esta guerra,  la cuantía eran 2000 pesetas de la época.

En total cincuenta y siete hombres, entre los que se contaban un capitán, dos tenientes, un teniente médico,  tres sanitarios, cuatro cabos, cuarenta y cinco soldados, un corneta.

A pesar de ello, a las tropas filipinas no les fue fácil tomar la posición española. Hubo salidas de los españoles al poblado en las que consiguieron hacer replegarse a los filipinos, en una de estas salidas de catorce soldados en mejor estado físico, quemaron el poblado y se aprovisionaron de víveres.

Hay que señalar, que este sitio podría haber finalizado antes, ya que se enviaron emisarios con misivas del Parlamento de España, en que se les comunicaba el fin de la guerra; pero el teniente Saturnino Martín Cerezo, no las obedeció jamás, pensando que eran mensajes redactados por desertores, o tretas de las tropas de los filipinos. No abandonaron esta postura, hasta que vieron la noticia en un periódico, y es asi como los soldados españoles deciden entregarse con varias condiciones: no se entregarán en calidad de prisioneros, sus vidas debían ser respetadas y se les proporcionarían los visados necesarios para regresar a España. Y así quedó recogido en el acta del 3 de julio de 1989, firmada por el secretario de Guerra Ambrosio Flores y por Emilio Aguinaldo,  presidente de la Républica de Filipinas

Foto: Wikipedia 

A la izquierda, el médico Rogelio Vigil de Quiñones. En el centro, de pie, el cabo Jesús García Quijano. A la derecha, el segundo teniente Saturnino Martín Cerezo. Fotografía tomada el 2 de febrero de 1899 en Barcelona, tras el regreso del destacamento a España, y aparecida en el artículo “Los héroes de Baler”, publicado en el número 19 de Iris. Revista Semanal Ilustrada. El pie de foto dice: El médico D. Rogelio Vigil de Quiñones. El segundo teniente D. Saturnino Martín Cerezo. El asistente del teniente.

En total murieron quince personas durante el asedio, unos por enfermedades, otros por heridas de guerra, y los peor parados los que murieron fusilados, por orden de su propio teniente, Martín Cerezo, después de declararlos culpables del delito de deserción. Los restos de estos soldados, fueron exhumados y repatridos a España en 1903.

El 29 de julio de 1899 la tropa regresó a España desde Manila, en el vapor “Alicante”.

Entre estos treinta y tres hombres, se encontraban Vicente Pedrosa Carballeda de O Carballiño (soldado raso,  campesino), Bernardino Sánchez Caínzos de Guitiriz (soldado y sanitario, campesino), Jose Martínez Souto de Almeiras – Culleredo, que además destacó como tirador del destacamento, y volvió ileso, posteriormente se casó, muriendo en 1944. En referencia a este soldado, añadir, que además donó sus condecoraciones, trajes y una maqueta de la iglesia de San Luís de Tolosa de Baler al Museo Histórico Militar da A Coruña.

Foto: Wikipedia 

Los supervivientes del destacamento de Baler fotografiados el 2 de septiembre de 1899 en el patio del cuartel Jaime I de Barcelona (actualmente un campus de la Universidad Pompeu Fabra).

 

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